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Cuando el sonido de la música late contra la tarima el jazz se convierte en el corazón del tiempo

Cuando el sonido de la música late contra la tarima el jazz se convierte en el corazón del tiempo

El jazz es el sonido de la calle, la fuerza de un saxo, habla con voz humana, la melodía y el ritmo de un de piano, el tempo que imponen los platillos, la batería, el contrabajo, una melodía que se desarrolla y a la que se retorna después de romperla con los breaks improvisados, una atmósfera obsesiva y de cancelación... Una declaración de rebeldía por la que, como por toda rebeldía, hay que pagar: el arte de amar requiere sacrificios de convivencia. Es por eso que los jazzmen montan su vida en torno al jazz, porque el jazz es una novia posesiva.
Aman, sufren y gozan del jazz, duermen y sueñan con el jazz, y viajan con el jazz, constantemente, y acaban por hacer de su ensemble su familia.
Pero se trata de un amor duradero, y correspondido: el jazzman se supera con los años, y toca mejor cuanto más viejo es.
El jazz, recordemos, está levantado sobre dos pilares. El espacio armónico y la improvisación; norma y disidencia.
Pero en todos los campos del alma-música, literatura o amor- cada individuo, prácticamente exigimos, desde la norma, la improvisación. Lo que manifiesta la improvisación es un impulso hacia la libertad, hacia el propio criterio -es el máximo atributo del jazz.
En ese sentido, también el jazz es como el amor. Pq no hay nada más hostigante que un terreno limitado, pero tb nada más apasionante que subvertirlo. El amor se improvisa cada dia, y lo cierto es que, si queremos sobrevivir sentimentalmente, debemos convertirnos en disidentes del amor, en la vanguardia del amor, aprneder y ejecutar maneras diferentes de interpretarlo.

Lucía Etxebarria



2 comentarios

Jorge -

Sin pensar por donde caminar, camino sin seguir ningun lugar por tu razón de ser amor a mentir, hoy te busco sin caminar.
JAP.

elsa -

guapa